En pleno invierno, dentro de mi sala de clases, nos reuníamos bien temprano con mis amigos, llegábamos entre quince y veinte minutos antes que llegue el profesor para conversar un poco, tomarnos un café y actualizarnos sobre todo de lo que nos pasó en fin de semana.
Ese día fui el primero en llegar, miraba a cada instante la puerta si entraba algún compañero, tenía frío, ya que me sentaba en el lugar donde se encontraba la ventana que el más payaso del curso rompió en día anterior. En ese instante entró ella, mi amiga, que con una cara de preocupación me hacía saber a lo lejos que tenía que contarme algo importante, y sin preguntarle cosa alguna, lanzó una ensalada de palabras que en un cerrar de ojos me empalideció.
Debo admitir que sospechaba algo, pero nunca imaginé que sería cierto o simplemente me negaba a creerlo.
Todo empezó con una simple conversación, después juntas fuera del horario de clases, llamadas y mensajes a su celular, llegó a acercarse a sus padres en las reuniones de apoderados e incluso a cenar con
Si hasta ahora no encontraste nada de escandaloso este relato, tengo la certeza que al leer lo que seguidamente contaré quedarás escandalizado. Esta situación se mantuvo durante todo ese año, y durante el verano también, de hecho, mi amiga tenía familiares en Curicó, a los cuales iba a visitar cada verano. Ella llevaba unos días en el Sur, cuando recibió una llamada, era él, estaba en Curicó y la invitaba a comer porque quería verla!, es claro que ella se negó y le pidió que no la llamara más, era la primera vez que mi amiga se le enfrentaba, yo creo que no lo había hecho hasta entonces por el temor a quedar como una desubicada en el caso que este hubiera negado esa suposición o simplemente se hacia la desentendida.
¿Cómo una persona ya mayor con familia e hijos, con una profesión que le exige una ética mínima podría hacer tal cosa? él con su cruz en el cuello, sus apuntes espirituales de los cuales se apoyaba para dar su clase de Religión, esa cara casi angelical y con su sonrisa amplia y generosa…Nadie se imaginaría que dentro de toda esa apariencia existe tanta pobreza de espíritu.
Para hacerles el cuento corto, él al ver su imagen deteriorada y supuestamente tras el rechazo de mi amiga, pidió un cambio de colegio. Nunca nadie tomó medidas contra él, y es de esperar, porque estas cosas siempre se tratan de esconder, ya sea por el “bienestar y la estabilidad” de la familia involucrada, de la “imagen” de profesor que debe sostener o la misma imagen de un simple HOMBRE DE FE.
Saltamontes
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